lunes, 10 de octubre de 2011

Los lunes y Edward Thompson


La lectura de diarios puede arrojar resultados inesperados. Hoy, lunes 10, uno puede enterarse de que en la Universidad Eastern Connecticut hay gente que trata de correlacionar por ejemplo, ¡la muerte de las abuelas y los exámenes! Y, sí. Entre que hay plata y no se les ocurre otra cosa, el profesor Michael Adams se la pasó 20 años analizando excusas de estudiantes para no presentarse a exámenes. Su conclusión: que las abuelas de los alumnos están más propensas a morirse cuando los nietos dan examen que en otro momento. Agrega un detalle: la excusa se usa más para “abuelas” que para “abuelos”. Ahí me animo a hipotetizar yo: los que han llegado a la edad universitaria tienen más chances de tener “abuelas” vivas a quien matar que “abuelos” debido a la esperanza de vida diferente según  el sexo.
Como ni Adams se toma en serio su investigación termina recomendando inscribir en las universidades “sólo alumnos huérfanos”. ¿Otras opciones para las abuelas? Lean “De la comida casera”, de Roberto Fontanarrosa, la acabo de postear en tardedelectura.blogspot.com.
Pero vayamos al “tema del día” de Clarín de hoy (lo de las abuelas era una columnita en la página 14). Como acá tampoco hay noticias… el domingo no hubo fútbol (ganó River pero la primera B no cuenta)…en Europa dicen que se salvan…la maratón la gana un keniata…Clarín publica una sesuda investigación según la cual el lunes es el día que más sufre la gente. El 72 % de los encuestados afirmó que es el día que menos ganas tiene de trabajar.
¿Y qué esperaban? Lo único que se me ocurre es que los encuestadores no trabajaron nunca. Por lo menos no de lunes a viernes (o a sábado). La melancolía del domingo a la tarde es un tema ya clásico en la literatura.
Pero aparte no leyeron a Edward Thompson:
"Hemos visto que incluso antes de la aparición del telar mecánico, a los tejedores de lana les disgustaban las fábricas con telares manuales. En primer lugar, se resentían por la disciplina: la campana o la sirena de la fábrica; el cronometraje que hacía caso omiso de la mala salud, la organización doméstica o la elección de ocupaciones más variadas […] En la “época dorada” una queja frecuente de los patrones había sido que los tejedores celebraban “San Lunes” –y algunas veces hacían fiesta los martes- acabando el trabajo los viernes y los sábados por la noche. Según la tradición, los primeros días de la semana el telar iba al ritmo lento de “tiempo de sobra, tiempo de sobra”. Pero hacia el fin de semana el telar repiqueteaba, “Queda un día, queda un día”."
Hace rato que no doy a E.Thompson para leer, mucho Hobsbawm, algún Anderson pero nada de Thompson. En el 2012 lo voy a remediar. 

lunes, 3 de octubre de 2011

Regalos, paro y movilización


La semana pasada el gobierno de la Ciudad me regaló dos libros, eso sí repitió el regalo en –hasta ahora- tres de los colegios en los que trabajo, es decir ya llevo 6, tres de cada uno.
El primero es una edición facsimilar de Sarmiento, Educación Común en el Estado de Buenos Aires,  útil para conocer de primera mano cómo pensaba la educación el tipo que la armó en la Argentina hace más de cien años. Útil también para los profesores de Lengua que quieran mostrar cómo cambiaron las reglas ortográficas en este período (i por y, j por g, etc).

El segundo es el Estatuto del Docente. La ley que rige nuestra actividad en el país. Un estatuto que contiene buena parte de los derechos de los docentes como trabajadores. Un estatuto que costó conseguir: mi vieja, que participó en esa lucha en 1957/1958 me contaba que debieron recurrir a métodos que luego olvidamos y que eran ( y son todavía) impensables para un gremio “educado”: huelgas con piquetes de maestros en las puertas de las escuelas, nada de “el que quiere trabaja”, “la huelga es una decisión personal” o cosas por el estilo. Si decidimos no trabajar, no entra nadie.

No debería quejarme del regalo, pero…todavía no sé si es una burla, una provocación o una combinación de inoportunismo. Sucede que el gobierno acaba de mandar a la Legislatura un proyecto ¡que anula una de las conquistas fundamentales del Estatuto! No debería asombrarnos: de Onganía para acá (incluyendo a Menem y De la Rúa) los sucesivos gobiernos han intentado anular, derogar, cercenar, mutilar, modificar (y cuanto verbo indique restricción) el Estatuto.
Esta vez avanzan sobre las Juntas de Clasificación y Disciplina, órganos colegiados docentes electos por voto de los mismos que se ocupan de la clasificación, titularización, ascensos y sumarios docentes. La eliminación de las Juntas dejaría en manos del gobierno de turno todos estos temas.
Tampoco es para el asombro: el gobierno está reglamentando también la formación de los centros de estudiantes: cuándo pueden hacer las elecciones, cuántos representantes deben tener, cómo deben relacionarse con las autoridades, etc.
Mañana habrá paro, todos los sindicatos lo han convocado. Pero así cómo uno no debe pensar que los derechos  que consiguió una vez ya están para siempre, tampoco puede confiarse de los aliados ocasionales. La eliminación de las Juntas cercena derechos pero también prebendas para aquellos que quieran aprovecharlas. La cooptación del estado es permanente (todos los miembros electos de Junta cobran por su trabajo un plus salarial), más allá del gobierno que esté. Hoy todos nos sentimos afectados, pero unos por unas cosas y otros por otras. 
Mañana marcharemos juntos con miembros de sindicatos que siguen siendo funcionarios del gobierno de Macri (Roberto Angrisani, de UDA, redactor del memorándum que judicializaba las tomas estudiantiles, p.ej) o representantes del gobierno nacional (Tito Nenna, legislador porteño) que reprimió la protesta de los docentes de Santa Cruz con carros hidrantes.
Mañana haremos paro y nos movilizaremos. 
Mañana y pasado y pasado deberemos tener en claro con quiénes contamos.